Antes de comenzar cualquier exposición sobre las fiestas levíticas, es necesario establecer el “por qué” de este tema. ¿Por qué debemos interesarnos en este tema ahora, en pleno siglo 21? ¿Por qué celebrar hoy día las “fiestas de los judíos”? ¿No se supone que eso está abolido? Es probable que, en lo personal, usted tenga las mismas interrogantes, o quizás ha tratado de hablar a otros sobre las fiestas levíticas, pero ellos responden con argumentos similares. Si ese es el caso, le invito a seguir leyendo.
¿De quién y para quién son las celebraciones?
Mucha gente se refiere a las fiestas bíblicas como las “fiestas de los judíos” o las “fiestas judías”. Sin embargo, es interesante notar que la Escritura no se refiere a ellas con ese término. Veamos lo que dice la Escritura:
De modo que las fiestas o celebraciones levíticas no son las “fiestas de los judíos”; son nada mas y nada menos que las fiestas del Creador. Él mismo las estableció como ocasiones sagradas.
Otro dato muy importante que nos revela este versículo es a quién van dirigidas estas celebraciones:
Según la Escritura, las celebraciones de Yahweh son dirigidas a los hijos de Israel. Al leer esto, mucha gente interpreta que estas celebraciones solo competen al pueblo judío—es decir, a todo el que practica el Judaísmo, o es de nacionalidad judía. Sin embargo, la Escritura nos revela una verdad muy diferente.
Dentro del contexto bíblico, el ser un hijo de Israel, o israelita, va mas allá de vivir en el estado de Israel o tener familia judía. El mismo Shaúl (conocido comúnmente como el apóstol Pablo) nos instruye al respeto:
Parece contradictorio, y hasta un tanto confuso, que Shaúl utilice el término judío de esta manera. ¿No se supone que la palabra judío identifique solo a los descendientes de la tribu de Judá, o a los habitantes de Judea? Si lo tomamos en el sentido literal de la palabra, esto es cierto. La palabra judío viene del hebreo Yahudí (#3064 en el diccionario hebreo Strong) que significa descendiente de Judá. Sin embargo, Shaúl está utilizando ese término con un sentido mas amplio aún. La palabra Yahudí está relacionada con la raíz hebrea yadá (#3034 en el diccionario hebreo Strong), la cual significa reverenciar, aclamar, alabar, cantar, celebrar, entre otras cosas. En este contexto, Shaúl está utilizando el término judío (hebreo Yahudí) para identificar a todo aquel que rinde reverencia o exalta a Yahweh. Mas allá de señalar una mera procedencia étnica, está identificando un grupo cuya fe está centrada en el Poderoso de Israel.
Para hacer mas clara la definición bíblica de los que es ser judío o israelita, Shaúl nos explica que no todos los habitantes de la región geográfica conocida como Israel (tanto en la antigüedad como en la actualidad) son israelitas:
Shaúl hace claro que el ser israelita es una cuestión de fe, no de nacionalidad. Somos identificados como israelitas, no por ser descendientes de un grupo étnico, sino por tomar la decisión de abrazar la fe hebrea antigua, fundamentada en la promesa hecha a los patriarcas de Israel, y confirmada a través del Mesías Yeshúa:
De modo que, a través del Mesías, somos considerados parte del pueblo de Israel. Por lo tanto, cuando la Escritura establece una instrucción para los israelitas o para los hijos de Israel—instrucciones como las que encontramos en Levítico 23—podemos asumir que nos está hablando a nosotros.
Esto no es un asunto nuevo, ni una nueva doctrina que surgió con el advenimiento del Mesías durante el primer siglo. La realidad es que la identidad israelita siempre ha sido una cuestión mas allá de la procedencia étnica. En los tiempos bíblicos, el mismo pueblo de Israel—aquel que Yahweh llamaba su pueblo—era una mezcla de diferentes razas o grupos, los cuales tenían en común haber abrazado la antigua fe hebrea. A continuación algunos textos de la Escritura que lo confirman:
- En Éxodo 12:38 se menciona que, cuando el pueblo israelita salió de Egipto, eran “una gran multitud de diversa clase de gentes” (RVR2011).
- Números 11:4 nuevamente menciona esta mezcla de razas. La palabra hebrea utilizada para referirse a ellos es aspesuf (#628 en el diccionario hebreo Strong), la cual significa asamblea promiscua (1) de gente o gente extranjera que se mezcló.
- Uno de los ejemplos mas contundentes de esta mezcla de razas es la genealogía del Mesías Yeshúa (Mateo 1). Si analizamos la misma, nos daremos cuenta que Yeshúa es descendiente de Rahab, la ramera que ayudó a los espías israelitas y cuya vida fue preservada por los israelitas (Josué 6:25). La Escritura misma nos declara que Rahab, siendo extranjera, abrazó la fe hebrea y fue contada como parte del pueblo de Israel.
En adición, el libro de Isaías contiene esta hermosa invitación de parte del Todopoderoso:
Es claro que, desde un principio, el pueblo de Yahweh no era meramente una raza étnica. Mas bien era, y sigue siendo, un pueblo formado de diferentes razas y procedencias, unidos bajo un mismo propósito: Vivir una vida de servicio y rectitud de acuerdo a la Torah de Yahweh y la fe en el mesías Yeshúa.
Agraciadamente, somos parte de ese pueblo mixto: un grupo que hoy día está despertando a la realidad de la palabra de Yahweh, cuestionando y rechazando las mentiras y doctrinas de error aprendidas. Esto también ha sido predicho en la Escritura:
Brevemente, quisiera comentar sobre el uso de la palabra naciones en el fragmento anterior. La palabra traducida como naciones en este caso es el término hebreo goyim, plural del término goy (#1471 en el diccionario hebreo Strong), el cual quiere decir nación extranjera o gentil. Por el contexto, es claro que se refiere a grupos que no son de origen o nacionalidad judíos. Una vez mas, la Escritura nos confirma que el pueblo de Yahweh era, es y sigue siendo una raza mixta de personas unidas por el mismo principio de fe: que Yahweh es el único Creador y Todopoderoso, y que Yeshúa es el mesías esperado.
El hecho que usted haya sido inquietado a leer este libro en busca de respuestas no es pura casualidad: Es el espíritu de Yahweh quien le inquieta. Usted está llamado a ser parte de ese pueblo mixto que proclama que Yahweh es el Todopoderoso, y Yeshúa es el mesías. El Todopoderoso, a través de su espíritu de santidad, le extiende una invitación a ser parte de su pueblo y abrazar la fe hebrea original.
¿Tienen validez aún las celebraciones bíblicas?
Eso depende de su opinión sobre la palabra del Todopoderoso….
La Escritura dice lo siguiente sobre el carácter de Yahweh y su palabra:
Al leer esta declaración, es claro que el Todopoderoso es firme en su palabra. No es un ser inseguro, ni sujeto a las equivocaciones humanas. No cambia de opinión. Por lo tanto, las instrucciones que impartió en la antigüedad siguen vigentes hoy día.
Los Salmos atestiguan a favor del carácter firme de Yahweh, y la permanencia de su palabra:
Pedro también atestigua de la firmeza y permanencia de la palabra de Yahweh:
Y por si fuera poco, el mismo Mesías Yeshúa también se une a la lista de testigos:
Tome unos segundos, y mire hacia afuera a través de una ventana. ¿Puede ver aún el cielo y la tierra? Si aún los puede ver, entonces todavía no han perecido, lo cual quiere decir que la palabra de Yahweh (su ley, o Torah) está vigente.
En adición a estas declaraciones, es importante mencionar el énfasis especial que hace la Escritura respecto a las instrucciones sobre las celebraciones:
Curiosamente, el Diccionario de la Real Academia española (DRAE) define la palabra perpetuo como “que dura y permanece para siempre”. Por lo tanto, si la Escritura—palabra enunciada por Yahweh mismo—describe las celebraciones como estatutos perpetuos, solo es lógico concluir que las mismas están vigentes hoy día.
¿Por qué interesarnos en las celebraciones hoy día?
Como ya hemos visto antes, las celebraciones bíblicas son un mandamiento de Yahweh para todo aquel que se considera su pueblo. Pero mas allá de ser una instrucción o mandamiento, son una invitación personal del Padre Todopoderoso. La palabra hebrea que generalmente se traduce como fiestas solemnes o solemnidades es el término moed (#4150 en el diccionario Strong), el cual quiere decir cita, convocación, tiempo señalado, ocasión, entre otras cosas. Si Yahweh mismo es quien nos está invitando a una cita—un tiempo especial—con él, ¿cómo vamos a negarnos?
Por otro lado, es importante mencionar que las celebraciones bíblicas nos declaran todo el plan de salvación del Todopoderoso para la humanidad. Desde la primera venida del Mesías, su muerte, su resurrección, su segunda venida, su reino sobre la Tierra y el juicio final: todo está anunciado proféticamente en las celebraciones bíblicas. Sencillamente, no hay mejor manera de entender el plan de salvación de Yahweh para la humanidad que sumergirse en el estudio, análisis, y sobretodo la práctica de las celebraciones bíblicas.
Audio del tema (grabación del sábado, 1 de marzo de 2014, realizada durante un servicio en línea de AYIN):
Notas al calce:
(1) Probablemente a algunos les resulte incómodo el uso de la palabra promiscua en este caso, debido a la connotación usual que lleva su uso. Sin embargo, en este caso la palabra promiscua es sinónimo de mixta, en alusión a que la asamblea estaba formada de una mezcla de gente de diversa procedencia étnica. [Regresar]
(2) Aunque algunas versiones traducen esta frase como ni una jota ni una tilde, la frase original hace referencia a la letra yod del alefato hebreo—la letra mas pequeña del mismo—y a las pequeñas marcas que a menudo se colocaban sobre las consonantes hebreas, ya sea para pronunciación o para cantar el texto. No obstante, el sentido general es el mismo: aun el mas diminuto símbolo de la Torah es válido hoy día. [Regresar]
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